Hoy
por hoy, resulta casi ocioso destacar la creciente aplicación
del enfoque de competencias en el ámbito de la Gestión
de Recursos Humanos. Un número cada vez mayor de foros de análisis
y debate (congresos, jornadas, simposios), investigaciones, programas
o políticas de formación, planes institucionales, normativas
legales (en el marco de políticas de empleo y en relación
con la cualificación y certificación profesional de las
personas) y estrategias de intervención giran en torno al concepto
de competencia (en el sentido de "capacitación").
Numerosas
organizaciones lo han adoptado en sustitución de otros sistemas
más tradicionales y lo han convertido en el eje alrededor del
cual giran los procesos de selección y formación, los
planes de carrera y sucesión, los procedimientos de evaluación
y recompensa, etc., configurando, eso sí, cada una de ellas su
propio sistema de Gestión por Competencias.
EL
ENFOQUE DE COMPETENCIAS EN LA GESTIÓN DE RECURSOS HUMANOS
¿Qué
aporta el enfoque de competencias?
El
enfoque de competencias, si bien no es nuevo, sí se adopta recientemente
para sustituir al tradicional enfoque basado en rasgos de personalidad.
¿En qué se diferencian ambos enfoques?
·
Enfoque de Rasgos
Planteamiento básico: Se definen las características (rasgos subyacentes) que deben terner las personas para ocupar un puesto determinado. Sus principales inconvenientes son:
Planteamiento básico: Se definen las características (rasgos subyacentes) que deben terner las personas para ocupar un puesto determinado. Sus principales inconvenientes son:
Distintas
personas atribuyen rasgos distintos a una misma conducta. Por ejemplo,
conductas que unos consideran como asertivas, para otros pueden ser
agresivas, o señal de tozudez o de valentía…
En
consecuencia, es difícil predecir rasgos específicos asociados
a un puesto y definirlos objetivamente.
No
predicen el comportamiento en el trabajo, ya que se basan en la evaluación
de una variable (rasgo de personalidad) para hacer predicciones sobre
el rendimiento de los sujetos en otra (realización de las tareas
propias de su trabajo).
Por
extensión, las pruebas de evaluación que se utilizan (fundamentalmente
tests) no suelen tener relación con las tareas que han de realizar
las personas en el trabajo, tienen sesgos (entre otros, culturales y
temporales), en ocasiones tocan aspectos íntimos de la persona
y, tal como ocurre con la formación académica, no predicen
el éxito laboral o en la vida personal.
Puesto
que en la Gestión de Recursos Humanos ocupa un lugar destacado
el predecir quién rendirá más y mejor en los puestos
de trabajo, parece que este enfoque no resulta muy adecuado, tanto más
cuando se dispone de una alternativa superior: el enfoque de competencias.
· Enfoque de Competencias
Planteamiento básico: Se estudian los comportamientos observables de las personas que realizan su trabajo con eficacia y se define el puesto en función de los mismos. En contraposición al anterior, el enfoque de competencias:
· Enfoque de Competencias
Planteamiento básico: Se estudian los comportamientos observables de las personas que realizan su trabajo con eficacia y se define el puesto en función de los mismos. En contraposición al anterior, el enfoque de competencias:
Al
centrarse en los comportamientos observables y no en rasgos subyacentes
de la persona, facilita el empleo de conceptos más objetivos,
operativos y compartidos en la organización.
En
consecuencia, es más fácil establecer los perfiles de
exigencias de un puesto y definir objetivamente los comportamientos
observables requeridos.
Facilita
la comparación entre el perfil de exigencias del puesto y el
perfil de competencias de las personas y, por tanto, las predicciones
son más seguras, válidas y fiables.
Permite
emplear pruebas de evaluación diversas (por ejemplo, basadas
en la observación conductual), más objetivas, relacionadas
con las actividades del trabajo y con un mayor poder predictivo del
éxito en el mismo.
Otras
aportaciones del enfoque de competencias son:
-
Está orientado a los resultados: se buscan rendimientos excelentes,
aunque también hay quien plantea la posibilidad de que el desempeño
pueda ser simplemente satisfactorio.
-
Se consideran un buen predictor del comportamiento futuro de las personas
en las organizaciones: comportamientos competentes que se han dado en
situaciones similares en el pasado, es muy probable que vuelvan a producirse.
En cualquier caso, si eso no ha ocurrido, se deja abierta la posibilidad
de que quien no ha actuado de una manera excelente en el pasado pueda
hacerlo con posterioridad; en congruencia con el enfoque, se admite
(y fomenta) la posibilidad de aprendizaje de los individuos.
-
Es más comprensible para todos los implicados y muestra claramente
qué se espera de cada uno: qué competencias y qué
resultados.
¿Cómo
se está aplicando?
El
enfoque de competencias no sólo resulta de gran utilidad, sino
que se caracteriza por su elevado potencial: su desarrollo dibuja un
panorama brillante y alentador de cara a las posibilidades de mejora
personal y profesional de los individuos. Al analizar, no obstante,
el modo en que se viene poniendo en práctica, se observa una
serie de problemas que impiden precisamente extraer todo lo que de sí
pueda dar. Estos problemas son de carácter tanto teórico
o conceptual, como práctico o metodológico. Entre los
más frecuentes destacan:
Confusión
terminológica: a un mismo componente se le denomina de distintas
formas o, peor, a distintos componentes se les asigna una misma etiqueta.
Por ejemplo, "actitudes", "habilidades", "rasgos",
etc., son habitualmente empleados como etiquetas intercambiables cuando,
en realidad, se están refiriendo a aspectos distintos de las
personas. Y este problema no se ciñe sólo al terreno de
lo teórico; cada uno de esos elementos se manifiesta, se evalúa,
se entrena de forma diferente.
Disparidad
de criterios: derivada en buena medida del problema anterior, así
como de la diversidad de contextos en los que se aplica.
Empleo
inadecuado de los métodos, técnicas o herramientas disponibles:
no siempre se conocen las posibilidades, características o limitaciones
de los diferentes métodos y técnicas, ni siempre se aplican
en las condiciones idóneas. Por ejemplo, empleo de pruebas de
evaluación situacionales sin registros adecuados de conducta,
empleo abusivo de tests, entrenamiento de habilidades en condiciones
adversas, etc.
Empleo
de métodos, técnicas o herramientas inadecuadas: también
se detecta cierta proliferación de técnicas "creadas
para la ocasión" pero con importantes déficits de
fiabilidad y validez (por no seguir un procedimiento riguroso en su
elaboración), empleo de técnicas con fines distintos a
aquellos para los que fueron creadas (por ejemplo, abuso del cuestionario
para evaluar conductas) o, en definitiva, empleo de métodos y
técnicas poco contrastados.
En
general, se observa una escasa incorporación e integración
de los principios básicos y los conocimientos más actuales
sobre el comportamiento humano que aporta la Psicología moderna.
Todo
ello hace pensar que, en ocasiones, se está produciendo un fenómeno
"moda" en el más superficial de los sentidos: se adopta
la nueva terminología pero no se asumen o no se aplican los principios
básicos en profundidad.
Por
detallar uno solo de los problemas anteriores, aunque sin pretensiones
de exhaustividad, cabe decir que el concepto de competencia se ha convertido,
en algunos casos2, en un "cajón de sastre" en el que
todo tiene cabida: conductas, cogniciones, rasgos personales, actitudes,
motivaciones, conocimientos, …, elementos todos ellos que, aun
teniendo un significado e implicaciones precisos en el marco de la Psicología
(aunque no tanto en el lenguaje cotidiano), pasan a ser redefinidos
sin más como competencias.
En
consecuencia, se desarrollan "perfiles de competencias" que
engloban elementos diversos que operan a diferentes niveles, que se
evalúan y mejoran con técnicas distintas y que, en contra
de la esencia misma del concepto de competencia, reciben denominaciones
escasamente operativas: "espíritu" analítico,
"sensibilidad" interpersonal, "capacidad" conceptual,
"capacidades" interpersonales, etc. Más bien parece
producirse, en este caso, un "lavado de cara" de conceptos
tradicionales, pero sin llegar hasta las últimas consecuencias
en la adopción del nuevo enfoque; dicho de otro modo, en el fondo
siguen utilizándose planteamientos basados en el enfoque de rasgos,
a pesar de que el enfoque de competencias se desarrollara precisamente
como alternativa al mismo.
¿Qué
son las competencias?
El
problema permanece aún sin resolver, por lo que seguirá
siendo objeto de debate en el futuro más próximo. En cualquier
caso, la acepción hoy por hoy más coherente con la filosofía
del enfoque de competencias es la que considera a éstas como
un conjunto de comportamientos observables relacionados causalmente
con un desempeño bueno o excelente en un trabajo y organización
dados4 o en una situación personal/social determinada.Por
extensión, para que una persona muestre los comportamientos que
componen las competencias incluidas en los perfiles requeridos (por
su trabajo o por las situaciones personales que afronta), es necesaria
la presencia y conjunción de los siguientes elementos:
· Saber:
Conjunto de conocimientos relacionados con los comportamientos implicados en la competencia. Pueden ser de carácter técnico (orientados a la realización de tareas) y de carácter social (orientados a las relaciones interpersonales).
· Saber:
Conjunto de conocimientos relacionados con los comportamientos implicados en la competencia. Pueden ser de carácter técnico (orientados a la realización de tareas) y de carácter social (orientados a las relaciones interpersonales).
La
experiencia juega un papel esencial como "conocimiento adquirido
a partir de percepciones y vivencias propias, generalmente reiteradas"7.
Entre otras disciplinas psicológicas, la Psicología Cognitiva
ofrece en la actualidad importantes desarrollos orientados a mejorar
las estrategias de aprendizaje; bajo denominaciones como "aprender
a aprender" o "aprender a pensar", se proporcionan recursos
cuya aplicación facilita la adquisición de nuevos conocimientos,
su integración en los que ya poseemos, su utilización
orientada a la práctica y la posibilidad de que nos convirtamos
en gestores de nuestro propio aprendizaje.
· Saber Hacer:
Conjunto de habilidades que permiten poner en práctica los conocimientos que se poseen. Se puede hablar de habilidades técnicas (para realizar tareas diversas -por ejemplo, hacer una pared de ladrillos, operar a un paciente o realizar un balance contable-), habilidades sociales (para relacionarnos con los demás en situaciones heterogéneas -trabajar en equipo, ejercer liderazgo, negociar, hablar en público, …-), habilidades cognitivas (para procesar la información que nos llega y que debemos utilizar para analizar situaciones, tomar decisiones, …), etc.
· Saber Hacer:
Conjunto de habilidades que permiten poner en práctica los conocimientos que se poseen. Se puede hablar de habilidades técnicas (para realizar tareas diversas -por ejemplo, hacer una pared de ladrillos, operar a un paciente o realizar un balance contable-), habilidades sociales (para relacionarnos con los demás en situaciones heterogéneas -trabajar en equipo, ejercer liderazgo, negociar, hablar en público, …-), habilidades cognitivas (para procesar la información que nos llega y que debemos utilizar para analizar situaciones, tomar decisiones, …), etc.
Lo
habitual es que estas distintas habilidades interactúen entre
sí; por ejemplo, dar una charla en público puede implicar
no sólo el acto en sí de dirigirse a una audiencia y hablarle
de algún tema (habilidad social), sino también, analizar
sus reacciones, anticipar preguntas o críticas, estructurar mentalmente
el contenido, … (habilidades cognitivas), reducir la ansiedad que
le crea la situación (por medio de estrategias que implican habilidades
motoras y cognitivas) y utilizar los medios audiovisuales de apoyo a
la charla (habilidades técnicas).
Lo
referido anteriormente acerca del aprendizaje de conocimientos sirve
también para el aprendizaje de habilidades; de igual modo, disciplinas
como la Psicología Social o la Modificación de Conducta,
y orientaciones como la del Aprendizaje Social, entre otras, aportan
suficientes conocimientos y procedimientos en cuanto a la concepción,
evaluación y entrenamiento de dichas habilidades.
· Saber Estar:
Conjunto de actitudes acordes con las principales características del entorno organizacional y/o social (cultura, normas, etc.). En un sentido amplio, se trata de tener en cuenta nuestros valores, creencias y actitudes en tanto elementos que favorecen o dificultan determinados comportamientos en un contexto dado.
· Saber Estar:
Conjunto de actitudes acordes con las principales características del entorno organizacional y/o social (cultura, normas, etc.). En un sentido amplio, se trata de tener en cuenta nuestros valores, creencias y actitudes en tanto elementos que favorecen o dificultan determinados comportamientos en un contexto dado.
Las
actitudes son un tema clásico en la Psicología Social
que cuenta con un amplio desarrollo y aplicación, tanto en un
nivel más macro (por ejemplo, en medios de comunicación),
como en un nivel micro (por ejemplo, en las múltiples relaciones
interpersonales), y en el que asuntos como el origen, evaluación
y cambio de actitudes (con un lugar destacado para la persuasión)
son principal foco de interés.
· Querer Hacer:
Conjunto de aspectos motivacionales responsables de que la persona quiera o no realizar los comportamientos propios de la competencia. Se trata de factores de carácter interno (motivación por ser competente, identificación con la tarea, etc.) y/o externo (dinero "extra", días libres, beneficios sociales, etc.) a la persona, que determinan que ésta se esfuerce o no por mostrar una competencia.
· Querer Hacer:
Conjunto de aspectos motivacionales responsables de que la persona quiera o no realizar los comportamientos propios de la competencia. Se trata de factores de carácter interno (motivación por ser competente, identificación con la tarea, etc.) y/o externo (dinero "extra", días libres, beneficios sociales, etc.) a la persona, que determinan que ésta se esfuerce o no por mostrar una competencia.
La
Psicología de la Motivación proporciona pautas de análisis
para comprender la motivación humana, las variables implicadas
y las posibles estrategias para abordarla.
· Poder Hacer: Conjunto de factores relacionados con:
· Poder Hacer: Conjunto de factores relacionados con:
Desde
el punto de vista individual: la capacidad personal. Las aptitudes y
rasgos personales, dos temas de gran tradición en Psicología,
se contemplan aquí como potencialidades de la persona, como variables
que pueden aportar información respecto a la facilidad con que
alguien mostrará un comportamiento determinado, o sobre su potencial
de aprendizaje. A diferencia de concepciones tradicionales, desarrollos
más recientes (por ejemplo, el concepto de "inteligencias
múltiples" o el enfoque interactivo de la personalidad)
aportan una visión más flexible y operativa de estos elementos,
y los sitúan en consonancia con su papel de meros componentes
de las competencias.
Desde
el punto de vista situacional: el grado de "favorabilidad"
del medio. Diferentes situaciones pueden marcar distintos grados de
dificultad para mostrar un comportamiento dado; por ejemplo, la presencia
de un grupo que nos "presiona", la interacción con
un jefe autoritario u ocupar un nivel jerárquico o un rol concreto.
La Psicología Social, la Psicología de los Grupos y la
Psicología de las Organizaciones ofrecen un amplio conjunto de
conocimientos respecto a la influencia de las situaciones sobre nuestros
comportamientos. De igual modo, cabría destacar la disponibilidad
o no de medios y recursos que faciliten o dificulten el desempeño
de la competencia.
Todos
estos elementos nos llevan, en conjunto, a la competencia, al "hacer",
que resulta observable para los demás y que permite establecer
diferentes niveles de desempeño (regular, bueno, excelente, …)
de las personas en su ámbito personal y/o profesional, ya sea
durante la realización de tareas diversas o en sus interacciones
sociales.
Estos
distintos elementos se pueden evaluar y mejorar. Queda pendiente, no
obstante, comprobar cómo interactúan entre sí,
tarea que requiere un importante esfuerzo de investigación en
el futuro más inmediato.
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